El economista Rafael Correa evaluó la coyuntura política nacional y el fallo a favor de la petrolera Perenco en el noticiero de Majestad TV, medio de la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas. Indicó que le parece muy pronto para evaluar el gobierno de Guillermo Lasso, pero señala tres errores: romper el acuerdo de gobernabilidad que él mismo buscó, haber traicionado a sus coidearios del PSC, y el acuerdo con Pachakutik.
Luego se refirió al fallo del Ciadi en favor de la multinacional petrolera Perenco, que demandó al estado ecuatoriano al considerarse perjudicada por el por la disminución de la participación de las empresas extranjeras en beneficio de la participación estatal.
En primer lugar, aclaró que la Ley 42, que estableció que el 50% de las ganancias extraordinarias de las petroleras fueran para el estado, se aprobó por unanimidad en el gobierno de Alfredo Palacio. Cuando Correa llegó al poder, aumentó ese porcentaje al 99%, obligando a las compañías a renegociar los contratos de participación y cambiar a contratos de prestación de servicios. Con esta renegociación, que fue un éxito rotundo, se fijó un pago que cubre los costos y ganancias razonables de las compañías que explotan el recurso, y el resto de los ingresos son para el pueblo ecuatoriano. Enfatizó que “hablamos de ganancias extraordinarias, nadie le ha robado a nadie”.
Respecto al alza de combustibles, opinó que hay alternativas más eficientes para eliminar los subsidios, sin embargo, Lasso no engañó. El actual presidente fue claro en cuanto a sus políticas de liberación de precios, “eso es el neoliberalismo, el reino del mercado, el sálvese quien pueda”.
Reiteró que en la Asamblea Nacional el bloque de la Revolucion Ciudadana será una oposición democrática y constructiva, que apoyara lo que beneficie al pueblo pero denunciara lo que perjudique al país. Como ejemplo de ello mencionó la liquidación de la empresa estatal Seguros Sucre: “No hay razón de ser para liquidar, solo quieren que ese negocio pase a manos de privados”.
Por último, dijo que mantuvo una conversación telemática con el presidente electo de Perú, Pedro Castillo cuyo triunfo, a criterio de Correa, es parcialmente una sorpresa, pues el vecino del sur ha sido uno de los países más conservadores de la región, con grandes cifras macroeconómicas que no se traducen en la calidad de vida de la gente. Esto podría explicar el rechazo a la vieja clase política.