El ex presidente del Ecuador, Rafael Correa, participó en el séptimo encuentro del Grupo de Puebla en Ciudad de México, donde compartió con otros líderes progresistas como el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador, la ex presidenta brasileña Dilma Roussef, entre otros.
Reflexionó sobre las consecuencias del lawfare, la práctica de judicializar la política, en la región que en los últimos años ha sido empleada por la derecha en contra del progresismo. “El lawfare no solo está destruyendo vidas, reputaciones, está destruyendo nuestra democracia, robando la voluntad de nuestros pueblos”.
En ese contexto, afirmó que el Grupo de Puebla debe ser fuente de pensamiento progresista, “de ese progresismo que significa justicia en todas las dimensiones”:
Justicia socioeconómica para una de las regiones con más desigualdad del mundo, con la más baja recaudación de impuestos,una de las claves de la desigualdad; justicia de género para la mujer y los diferentes grupos de la diversidad sexual; justicia étnica, para frenar la intolerable discriminación y explotación de nuestras etnias ancestrales, de ciertas minorías como los pueblos afrodescendientes; justicia etárea para atender a los más vulnerables, a los ancianos que no tienen una pensión digna; justicia intergeneracional, para dejarles a las futuras generaciones un planeta donde puedan alcanzar al menos el mismo nivel de vida que nosotros pudimos disfrutar.
“Ese progresismo significa paz, pero la paz no es solo la ausencia de violencia, es sobre todo presencia de justicia, equidad, dignidad”.
Para el académico también es fundamental que la región logre una verdadera independencia produciendo conocimiento propio, pues el nuevo colonialismo es el cognitivo. Otra necesidad, a su criterio, es generar una democracia “que no se reduzca a votar cada 4 o 5 años, que no sean solo derechos formales sino reales. Tiene que ser fundamental el derecho a la verdad, sin verdad no hay democracia”.
Por último, dijo que “progresismo es integración”, en referencia al sueño de crear la Patria Grande. “27 países europeos con diferentes sistemas políticos, religiones, idiomas, tuvieron la voluntad de unirse; ellos tendrán que explicarles a sus hijos por qué lo hicieron. Nosotros que tenemos una historia común, un presente común y un destino común, tendremos que explicarles a los nuestros por qué nos demoramos tanto”.