Alguien podría argumentar que hay que financiar al IESS.
Siguiendo esta lógica, debido a que, de acuerdo a ciertos ‘analistas’, el déficit fiscal es ‘inmenso’, propongamos una ‘ley’ para que el IESS pague el sueldo de los policías, porque también hay que ‘financiar’ al Estado central. O, si no le alcanza la plata al Municipio de Quito para la construcción del metro, propongamos una ‘ley’ para que el saldo lo pague el Municipio de Guayaquil. Y si después quieren privatizar el metro, hacemos otra ‘ley’ que disponga que los costos de mantenimiento los pague la Prefectura de Pichincha, para que así el negocio sea ‘rentable’.
Cabe indicar que ni siquiera se tienen claras las nociones de rentabilidad y sostenibilidad. Que otro pague las pérdidas no convierte nada en rentable ni sostenible, y, en este caso, lo único que se genera son los tan satanizados ‘subsidios’.
Hoy, muchos sectores del viejo país celebran esta nueva ‘conquista’, como la llaman arcaicas organizaciones laborales. También existe el regocijo de cierta prensa opositora e, increíblemente, de ‘cámaras de la producción’. Por supuesto, ya rechazan la parte que les correspondería pagar de acuerdo con esa misma ley.
Jamás he entendido aquel morboso deseo de extraer la mayor cantidad posible de recursos al Estado central, más aún por parte del resto del Estado. Son incapaces de generar riqueza, tan solo arrancharla, desequilibrando a los demás sectores. ¿Se entenderá que la multimillonaria deuda al IESS, es una ‘deuda’ que tendremos que pagarla todos?
En todo caso, a prepararnos, porque, de acuerdo con esa misma ley, por medio de la cual se intenta esquilmar al Estado central, el afiliado podrá escoger el servicio de salud, el IESS tendrá que competir con el sector privado, y los fondos deberán ser administrados por una empresa privada.
Con tan terribles contradicciones, doble moral y festival politiquero, jamás saldremos del subdesarrollo. (O)
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